martes, 2 de marzo de 2010

34ª Entrada

Naces de algo efímero pero llenas todo mi cuerpo. Tocas levemente mi cuerpo con tus ásperos dedos. Empiezan su recorrido en el torso de mi mano, suben hasta el codo y siguen por el hombro. 
Llegan a mi nuca, donde los enredas en mi pelo y un pequeño estremecimiento eriza mi piel. 
La besas. Siento tus labios através del pelo. 
Queda grabado en mi mente. 
Tus manos se cruzan sobre mi pecho mientras tus labios continúan su tarea en mi garganta. 
Noto el calor de tu piel en contraste con el frío ambiente.
Sólo quiero que ese calor se expanda por todo mi cuerpo.
Sin embargo tú te dedicas a repartirlo por algunas zonas. 
Descruzas las manos en mi vientre y me acercas más a ti. 
Todo tu cuerpo desprende su calor sobre mí. 
Envías cada una de tus manos en una dirección. 
Una vuelve al pecho, la otra entra entre mis muslos en busca del motor que haga inundar de calor mi cuerpo. 
Ese calor llega, como la lava asciende por la garganta del volcán, dispuesto a salir al exterior en una explosión que llena la habitación.

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