martes, 2 de febrero de 2010

9ª Entrada: After Dark.2

La luna brilla naranja. 
Aquí es mucho más grande de lo que estoy acostumbrado. Pero tengo una ansia especial. 
Necesito volver a verla, volver a probarla. 
Me prometí no venir a por ella. Pero soy más débil de lo que pensaba. O eso quiero creer. 
Al final estoy aquí. 
No me resultó difícil seguir su rastro. Conocía la zona en la que vive. Una vez allí sólo necesité un pequeño rastro. 

Su ventana está abierta. 
¿Me estará esperando o pensará que no vendré hasta aquí? 
Esta preciosa cuando duerme y huéle de un modo único. 
Debería tener más fuerza de voluntad. 
Me prometí a mi mismo que nunca le haría esto a nadie. 
No es una buena vida. Simplemente, no es una vida. 
Es mejor que me vaya antes de que me arrepienta. 

-¿Ya te vas? 
¿Cuándo se ha despertado? ¿No lo he notado o no he querido darme cuenta de que no dormía? 
-Es mejor que lo haga. 
-¿Te doy miedo? 
-Debería ser al revés. Puedo matarte ¿sabes? 
-Si quisieras matar a alguien no habrías viajado hasta aquí. ¿Qué quieres de mí? 
Pensé un momento. ¿Qué quería de ella? 
Buena pregunta. 
Me la había hecho un millón de veces en estos meses y nunca sacaba nada en claro. 
-Supongo que tengo curiosidad.
Ladeo un poco la cabeza. Parecía escéptica.
- No tienes miedo a morir, pero tampoco te importa hacerlo. ¿A caso no te gusta tu vida? ¿Porque no te importa morir? 
-No quiero morir, quiero hacer muchas cosas antes de morir. Y mi vida me gusta. No es que no me importe, es que no me da miedo. Sé que he disfrutado mi vida, he hecho todo lo que he podido hacer. No tengo porque temer a la muerte, pues cuando haya muerto no existiré y por lo tanto nada podrá afectarme. Sólo afectará a la gente que dejo atrás, por eso espero que sea lo más fácil posible para ellos de aceptarlo. 
-Me resulta curiosa tu forma de verlo, desprende cierta paz verlo de ese modo. 
-¿Y si te diese la oportunidad de "vivir" eternamente? 
-Aún no estoy preparada para ello y menos sin conocer las reglas. 

Pasamos otra noche hablando. 
Esta vez le cuento más de lo que debería, cosas que son sólo nuestras. 
No sé cómo lo hace, simplemente me gusta hablar con ella, me gusta contarle cosas sobre nosotros. 
Una parte de mí sabe que es porque quiero que sea como yo, que comparta conmigo más que una vida mortal. 

Antes de que amanezca me ofrece su muñeca. 
Parece confiar en mí.
Cuando cae inconsciente la dejo en la cama. 
No debo seguir, no me lo podría perdonar, ¿o sí?
No, mejor me voy.
Pero hay algo que me impulsa ha hacerlo. 

Salgo huyendo. 
He de volver a Londres. 
He de hacerlo ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario