domingo, 7 de febrero de 2010

15ª Entrada; Lencería y juegos

Nos pasamos la tarde entera escogiendo lencería para un trabajo de una de sus clases. 
Se suponíaque las fotos no seríanmías, pero al final, lo de no saber decir que no siempre me causa problemas. 
Al final de la tarde, había posado con varios modelos, ya tenía todo lo que necesitaba. 
Cuando terminamos su novia vino a buscarnos para ir a tomas unas copas. 
Yo no quería beber, tenía que volver a casa conduciendo y siempre había controles en la entrada al pueblo. 
-Pues quédate a dormir aquí. La cama de mi hermana esta vacía esta noche. 
No me pareció mala idea, después de toda la semana trabajando tenía ganas de unas cervezas y poder estar con amigos, poder charlar tranquilos. 
Su novia se fue a casa a dormir pronto y nos dejo solos. 
Fuimos a su casa tras unas cuantas copas más.
Al llegar se dio cuenta de que no había encendido la calefacción en la habitación de su hermana y era pleno invierno. 
Hacía mucho frío de modo que me ofreció dormir en la únicahabitación que teníala calefacciónpuesta, la suya. 
Como yo no pensaba dormir fuera de casa mi único pijama era uno de los picardías que habíamos usado para las fotografías. 
Nos metimos en la cama y comenzamos ha hablar. 
Él no estaba bien en su relación. 
Yo hacia poco había terminado la mía. 

Vimos una película de vampiros y comenté que me gustaría conocer el éxtasis que supone que se siente cuando un vampiro te muerde. 
Sin pensárselo dos veces me mordió el cuello. 
Le miré perpleja pero mi mente estaba un tanto embotada y mi instinto actuó antes de que pudiese parar.
Intenté devolverle el mordisco y de pronto me encontré debajo suyo, me sujetaba los brazos con fuerza por las muñecas, no pensé que tuviese tanta fuerza. 
Sonrió, -¿No querías saber que se siente cuando te muerden?”-Volvió a morderme. 
Intenté zafarme para poder devolverle el mordisco, tenía que darle al menos uno. 
Él se reía de mis intentos de fuga y volvía a morderme. 
Entonces se puso serio. 
-¿Sabes? Estas cosas no puedo hacerlas con mi novia, no le gusta que la agarre, la muerda o haga nada parecido. 
Se tumbó a mi lado mirando al techo. 
Parecía triste. 
Me abrazó, enredó sus piernas entre las mías y se quedó allí. 
Me sentía muy cómoda. 
Apoyo su cabeza en mi pecho y empezó a acariciar mis brazos suavemente creando círculos cada vez más grandes. 
-Esto tampoco puedo hacerlo. No es que Nina se caracterice por tener un pecho grande. 
Entonces le mordí. 
Se lo debía y él lo sabía, además tenía ganas de jugar. Y sólo estaba jugando, aquello no era engañar a nadie. Así que intentó agarrarme de nuevo, pero esta vez fui más rápida y le evité, entonces empezó a perseguirme por toda la cama hasta que volvió a pillarme. 
Esta vez sostuvo mis muñecas con sus manos y mis piernas con las suyas, con lo que estaba mucho más cerca que antes. 
Mordió lentamente desde mi hombro hasta casi rozar mis labios.
Mi cuerpo ardía debajo suyo. 
Tuve que hacer un gran esfuerzo, sé que habría sido divertido. Posiblemente el más divertido, pero después él se sentiría culpable y se acabaría nuestra amistad, así que me limite a seguirle el juego sin ceder dar un paso más pero con la esperanza de que lo diese. 

No pasó, no llegó a besarme ni pasó nada más que caricias, mordiscos y mucho deseo.

A veces odio ser buena persona.

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